miércoles, 13 de septiembre de 2017

Otras realidades. El Secreto.

En la sala de espera nº 4 del Hospital psiquiátrico San Serénese Oiga, había 7 personas aguardando su turno, cada uno de ellos sumido en sus pensamientos y algunos dejando ver sin remedio los efectos secundarios de la medicación ingerida.

Tras un largo silencio absoluto, se abrió la puerta chirriando y todos vieron entrar en la sala a un perro mestizo ataviado con bata blanca que arrastraba por doquier y que saludó con voz grave dando los buenos días en perfecto castellano, además anunció con tono amable,que Prudencia Martín podía pasar después de que saliera Mariano Cosos y apuntó con una amplia sonrisa,que a los demás los irían llamando por orden de consulta. Con las mismas.giro sobre sus cuatro patas y salió de la sala con paso firme y tranquilo dirigiéndose a la consulta 2B.

Todos ellos quedaron ojipláticos y boquiabiertos, pero solo durante un instante,pues uno de los pacientes se puso en pié y dijo en voz alta: _He visto su pelaje y era de color verde césped...Todos se miraron con complicidad unos a otros y guardaron el secreto.

Carmine

Otras realidades. El Secreto.

En la sala de espera nº 4 del Hospital psiquiátrico San Serénese Oiga había 7 personas aguardando su turno, cada uno de ellos sumido en sus pensamientos y algunos dejando ver sin remedio los efectos secundarios de la medicación ingerida.

Tras un largo silencio absoluto, se abrió la puerta chirriando y todos vieron entrar en la sala a un perro mestizo ataviado con bata blanca que arrastraba por doquier y que saludó con voz grave, dando los buenos días en perfecto castellano, además anunció con tono amable, que Prudencia Martín podía pasar después de que saliera Mariano Cosos y apuntó con una amplia sonrisa,que a los demás los irían llamando por orden de consulta. Con las mismas,giro sobre sus cuatro patas y salió de la sala con paso firme y tranquilo dirigiéndose a la consulta 2B.

Todos ellos quedaron ojipláticos y boquiabiertos pero solo durante un instante, pues uno de los pacientes se puso en pié y dijo en voz alta: _He visto su pelaje y era de color verde césped...Todos se miraron con complicidad unos a otros y guardaron el secreto.

Car e

domingo, 10 de septiembre de 2017

Reunión de señoras

Todos los días a la misma hora, como un ritual, primero el mantel, porcelana francesa, exquisiteces varias marcaban la hora del té. Exactamente a las cinco de la tarde, llegaban una a una cinco señoras, hacía más de diez años, una a una se sentaban a la mesa y sin hablar una palabra tomaban el té.
Hasta que sucedió lo inesperado, la más anciana no se presentó a la cita. Se miraron asombradas las cuatro restantes y comenzaron a hablar y reír sin parar.


Ana María Caillet Bois