martes, 22 de abril de 2014

Cabezas vacías

Cada vez que me preguntan por mi ocupación respondo que vivo en un mundo de cabezas vacías y grandes ojos. Añado, haciéndome el misterioso, que me ocupo de seres esbeltos con largas pestañas. Un mundo de machos taciturnos, de hembras complacientes y de enconados celos y rivalidades. “¿Diriges una agencia de modelos?”, me han llegado a decir.

Antes de abrir la granja de avestruces ya había oído que tienen más pequeño el cerebro que los ojos. Apenas una nuez, demasiado poco para una estatura de casi tres metros y unas patas capaces de tumbar a un caballo. Las hembras son dóciles, incluso suelo ir a comprar al pueblo montado en alguna de ellas. En cuanto al macho… desde el día en que tuve que salir corriendo cuando me enfiló con sus ojazos justo antes de arrancarse a por mí, sé que estoy albergando y alimentando a un rival y un enemigo.



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