A comienzos de agosto el diario carioca “O Globo” sorprendió a sus lectores con la publicación del siguiente anuncio de pago a tres columnas: “Extraviado tiburón de compañía cerca de la playa de Copacabana. Por tratarse de un animal muy versátil se gratificará generosamente a quien informe de su paradero”.
Dos días después los lectores quedaron nuevamente perplejos con otro anuncio, esta vez a media página: “Encontrado un tiburón. Se hallaba bailando claqué para los turistas sobre la escalera de acceso al Cristo de El Corcovado. Se entregará a quien acredite ser su dueño”.
Pasados otros dos días, cuando el diario ya doblaba su tirada habitual, sus responsables se vieron obligados a publicar un tercer anuncio: “La clínica psiquiátrica As Palmeiras comunica que en lo sucesivo procurará que las prácticas de periodismo de nuestros pacientes se limiten al periódico interno de nuestra institución. Rogamos disculpen las molestias”.
Serie B
Dos días después los lectores quedaron nuevamente perplejos con otro anuncio, esta vez a media página: “Encontrado un tiburón. Se hallaba bailando claqué para los turistas sobre la escalera de acceso al Cristo de El Corcovado. Se entregará a quien acredite ser su dueño”.
Pasados otros dos días, cuando el diario ya doblaba su tirada habitual, sus responsables se vieron obligados a publicar un tercer anuncio: “La clínica psiquiátrica As Palmeiras comunica que en lo sucesivo procurará que las prácticas de periodismo de nuestros pacientes se limiten al periódico interno de nuestra institución. Rogamos disculpen las molestias”.
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