sábado, 29 de marzo de 2014

Calle

El dependiente de la frutería sale de ésta para fumar un cigarrillo.

La mujer de la tienda de fotografía, recibiendo una media de dos o tres clientes al día, se aburre enfrente del ordenador jugando al Solitario.

La peluquera espera a que llegue su cita de las diez y media. Mientras tanto, ordena y limpia estanterías.

Los camareros de los bares del final de la calle permanecen de pie comentando el partido de fútbol de la noche anterior.

El vecino del tercer piso de la puerta veinticuatro se asoma a su ventana con un pantalón corto y tira la ceniza de su cigarrillo por la ventana.

En la puerta número veintiséis tres adolescentes fuman, hablan y ríen mientras el tiempo pasa.

Al lado de la frutería, un señor pasea con su perro esperando con bolsita en mano a que éste evacue.

El chico del primer piso del número veintidós pasa por la calle como una exhalación; viene de correr y va andando muy rápido.

En la puerta de la papel ería hay mucho trasiego: gente entrando a comprar el periódico, gente jugando su boleto de la lotería, gente comprando revistas.

Me asomo a la ventana en pijama y contemplo el vecindario.

Mi madre me avisa de que la comida est

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