miércoles, 26 de febrero de 2014

Baile de máscaras

No me gusta el carnaval.

Lo digo así, abiertamente y sin tapujos, esos burdos bailes de máscaras donde te codeas con diablos de látex y princesas de plastilina, no son para mi.

A mi me van las fiestas serias.

Me encanta arreglarme cuidadosamente para ver rabiar de envidia a mis amigas mientras con sonrisa rígida dicen: “no pasan los años por ti”, entonces aprovecho para mirar de mi reojo a mi cirujano plástico y hacerle un guiño de complicidad.

Me gusta regodearme por la sala del brazo de mi marido y oir los murmullos “qué pareja tan hermosa hacen” total a quien le importa saber que es un pusilánime y que le aborrezco.

También es agradable el reencuentro con los “viejos amigos”: ¡Que alegría verte! (viejo buitre, deja de mirarme que sé de sobra que sólo deseas volver a mi cama), ¡Estás divina! (¡Madre mía que arrugas! Ya podías operarte, que da asco verte), ¡Que cochazo! (será prestado porque estos no tienen ni par a el metro)

En fin, me gustan las fiestas de verdad, esas en las que sabes quien es todo el mundo y sobre todo quien quiere aparentar ser.



desasosegada

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