viernes, 1 de marzo de 2013

COMO DIOSES

Paseo deprisa aunque sin prisa, con la cabeza en mis cosas.
Me cruzo con conocidos sin verlos y los atractivos escaparates son, para mí, opacos.
“¿Adónde vas, loca? ¿En que irás pensando?”
¿Y como decirles la verdad?... como contarles que justo cuando ellos me paran estoy a punto de resolver crimen, de suicidarme o de que me toque la lotería.
Todos los que me estáis leyendo, todos los que pergeñáis historias, sabéis que cualquier ficción nos obliga a tomar un montón de  decisiones ¿Qué le abandone su mujer o que le perdone? ¿Qué se ahogue o que llegue un salvador?
Tenemos el privilegio de tener  por un instante el destino en nuestras manos y lo barajamos a nuestro antojo, somos dioses en nuestro mundo de palabras.
desasosegada



jueves, 28 de febrero de 2013

Insectos

Nunca tuvo otra pasión que los insectos. De niño coleccionaba escarabajos y organizaba carreras de cucarachas. De adulto se hizo entomólogo y se recluyó ascéticamente en su laboratorio. No conoció otro amor que los lepidópteros, arquípteros e himenópteros, y éstos le correspondieron generosamente: cátedras, premios extraordinarios, doctorados honoris causa… Un día vio en una tienda de antigüedades un tierno caballito de madera y, presa de un rapto sentimental, lo llevó al laboratorio. No se percató del sobresalto en la urna de las arañas, las miradas reviradas de las mantis religiosas y, sobre todo, la inusual actividad de las termitas. Al regreso de un congreso en otra ciudad, en el lugar del caballito sólo encontró un montón de polvo. Las termitas reposaban satisfechas, las mantis, con las patas cruzadas y la mirada perdida, parecían disimular, y las orugas procesionarias dibujaban en el suelo una advertencia: “Nunca más”.

El Manco del Espanto

miércoles, 27 de febrero de 2013

Tiempo de poda

Soy una amante del vino, hija de una tierra de vino.
A veces, cuando paseo por la viña y piso su tierra seca y pedregosa, siento que soy uno más de sus frutos, ya que he crecido absorbiéndola y su néctar corre por mis venas.
¡Aprended de las viñas! decía mi padre pensativo.
Y tenía razón, los ritmos de las vides pautan la existencia de mi familia, oscilando anualmente entre la austera y solitaria labor de la poda y la alegría colectiva y desbordada de la vendimia.
Ahora que el frío sobrecoge nuestros corazones ha llegado el tiempo de preparar el futuro; hay que establecer valores y ser valientes para extirpar sin piedad las plagas que nos amenazan, hay que eliminar los sarmientos secos e inútiles y recortar los tallos nocivos, sólo entonces podremos mirar al futuro sin miedo y esperar que la próxima cosecha sea buena para todos y cuando digo todos, quiero decir, todos.

desasosegada