viernes, 30 de agosto de 2013

Mientras llueve

He recorrido las avenidas de tus fracasos y las callejuelas de tus triunfos. Me he parado a ver la plazoleta de tus suspiros, y la fuente de tus esquinas más poliédricas y oscuras.
No he podido descifrar el asomo de tu mirada entre las cien mil miradas que adornan la avenida de tu vida, ni los hoyuelos perdidos de tu rostro infantil, ese que ya no existe.
Paseo bajo la lluvia de mis tejanos, adelanto a los peatones de azúcar, y me pregunto, calada hasta los huesos de mis letanías, dónde quedó el retrato de mi infancia.
Y acabo por encontrarla en este vals sin normas que inspiran la danza, mi danza bajo la lluvia.
Secaré mis piernas, mis hombros, mis recuerdos.
En una ceremonia de faquir jubilado, dejaré que la premonición de los fracasos no me aturdan, para poder ignorar ante el espejo, la levedad de tu ser, la fragilidad del mío, y la esquiva realidad que nos circunda.
Sigue lloviendo tras mi ventana. Seca mi piel. Seco mi pelo. Sigue el sol tras las nubes, esperando que un viento de levante me levante, te levante, nos levante.

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