domingo, 9 de junio de 2013

BIZCOCHO MARINERO

Un golpe de aire seco mezcló la harina con la brisa de primavera. Sor Catalina que apenas veía, retiró sus lentes y dejó caer unas lágrimas sobre la masa del bizcocho. No quería defraudar a las Hermanas, que esperaban el momento de deleitarse con sus pasteles, de los que decían que evocaban un paisaje marino. La primera vez lloró de verdad cuando sintió la soledad como un látigo cruel sobre sus famélicos huesos.

Mercedes Marín del Valle

1 comentario:

  1. La soledad suele arrancar lágrimas al principio, pero luego, te hace fuerte como una roca y entonces, ya estás listo para empezar de nuevo.

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