sábado, 1 de septiembre de 2012

Noches

En cuanto el sol se iba, ella salía. No le gustaba la luz, hacía demasiado visibles a las cosas. El amargo hedor de la noche era lo que la devolvía a la vida. Eso, y una buena copa de whisky.
Aura gris

Mundo

http://nelygarcia.wordpress.com. Mundo
Momentos confusos con temores y sufrimientos, complementan a otros de felicidad y plenitud. Ella lo sabía; por esa razón estaba dispuesta a vivir el aquí y el ahora en este mundo dualista, adaptándose lo mejor posible y analizando cada vivencia objetivamente, quizás todo tuviera la misma importancia.

Nely Garcíahttp://nelygarcia.wordpress.c

Verano del 69

Espera Neil, aún veo la luz encendida? Ahora, rápido, ya te dije que antes o después tendrían que acostarse.¡Con cuidado! Baja, nos hacemos unas fotos y nos vamos. Se nos ha hecho tarde, deberíamos inventar una buena excusa.¡Oye, y si les decimos que nos perdimos en la Luna!
Odón Roca

viernes, 31 de agosto de 2012

UN ACERO TOLEDANO

Aún siendo cristiano viejo, no rezó porque el tiempo apremiaba. Antes o después tendrían que acostarse y descubrirían al morisco desmembrado. Pero qué Diablos, aunque lo apresaran, nadie osaría desdecir jamás la eficacia de un acero toledano para cercenar hueso de un solo tajo.

Vicente Puchol


jueves, 30 de agosto de 2012

El último día

05:00 suena el despertador. 07:00 entro. 15:00 salgo. 17:00 recojo al niño. 18:00 parque con mi suegra. 19:00 recados con mi mujer. 20:00 preparo la cena. 21:30 veo la televisión. 22:00 oigo cómo se lava los dientes. Antes o después tendrían que acostarse. Tengo la maleta hecha.

kastorsan


miércoles, 29 de agosto de 2012

Vecinos

Eran vecinos, así que antes o después tendrían que acostarse. Fue festivo e inquietante, y cuando terminaron cada uno se olvidó del otro: la amnesia es una recurrente estrategia de supervivencia. Excitada, observé cómo saltaba la valla con un palo entre las fauces.

kastorsan


Retraso

Dentro del reloj, no parecía gran cosa, solo era engranajes que se sucedían con pretensión de ser infinitos. Pero yo lo había enloquecido, llevaba años sin engrasar el mecanismo. Respiré profundamente, pero era imposible definir a qué olía. Quizás no exista.

kastorsan


Certerzas

Tengo los ojos cerrados, y sin embargo a lo lejos, veo una luz blanca y brillante, y siento un olor... Era imposible definir a qué olía , pero su fuerza me arrastró hacia aquella luz gravitatoria. Ahora sé a qué corresponde.

kastorsan


Cerrado

Regresó de un fin de semana campestre, bucólico y pastoril. Cuando abrió la puerta del piso, el silencio y la oscuridad le dieron la bienvenida, en todas las habitaciones los armarios estaban abiertos y vacíos, ni rastro de que alguien hubiera vivido, cuando entro en la cocina estaba huérfana de cualquier tipo de aparato. Extrañado, bajo a la portería, donde encontró un letrero hecho en tipografía gótica, aprovechado de muchas temporadas, con un lacónico: cerrado por vacaciones . No volveremos. Alfred

martes, 28 de agosto de 2012

El paso del tiempo

http://nelygarcia.wordpress.com. La rutina apacible se quebró con la llegada del estío. Las idas y venidas de los familiares le procuraban alegría, cansancio y tristeza, (todo en ese orden). Cuando se fueron los últimos la anciana sintió una vez más, los sobresaltos del corazón, "estaba viva".
Nely García

lunes, 27 de agosto de 2012

En el armario

Fue fácil acallar los rumores; bastaba con hacerse el machote, beber como un cosaco y machacar en rugby.
Pero faltaba la prueba de fuego, así que hizo de tripas corazón y la invitó a salir. Todo fue bien pero después de varias copas y tuvo que aceptar que antes o después tendrían que acostarse, así que trago saliva y se abalanzó sobre ella.
Se esforzó cuanto pudo pero finalmente le venció el desconsuelo y se echó a llorar.
Afortunadamente lo único que trascendió fue que tenía un mal beber


desasosegada


Gisela la bella

Cuando la dijo aturdido, descompuesto, desaliñado y con ojeras violáceas, que se moría por ella, Gisela, ignorante, le contestó, muerta de risa, que era lo más necio que le habían dicho jamás. 

Ajena a su condición, no podía calibrar el efecto de sus amaneceres rojos, de la luz azulina de sus ojos cuando se quedaba absorta, del hálito a pétalos de rosas de su aliento ni al de a almizcle difuso que emanaba de su cintura.

Ese aroma capaz de matar que desprendía su insólita belleza.

Albada