Miro el sol que lo invadía todo, haciendo su presencia insoportable para cualquier ser vivo de sangre caliente, calculó con la mirada los pasos a dar para culminar su hazaña, intento ver como optimizar el recorrido sin dar un paso de más que pudiera ser fatal. Cuando estuvo preparado, mentalizado y dispuesto, inicio el camino previsto, en pleno mediodía de la canícula estival. Cuando llegó, exhausto y deshidratado al otro lado de la plaza, se sintió un héroe. ¡Había conquistado la Plaza del Sol. Alfred
Espacio de creación de microrrelatos,
cuentos cortos y otras formas de
literatura breve, al acceso de cualquiera.
sábado, 25 de agosto de 2012
jueves, 23 de agosto de 2012
Evocación
Cada hogar tiene su olor que supongo compuesto los humores, amores, guisos y emanaciones de las personas que allí habitan.
Siempre que entraba a tu casa aspiraba con fuerza, pero me resultaba imposible decir a que olía.
Hoy, pasada una vida entera, lo sé: olía a prisas del amor primero con guarnición de pimientos verdes fritos.
Aún ahora, cuando percibo ese aroma, siento que el corazón se me vuelve primerizo y se pone a saltar, sin que pueda evitarlo, es el fantasma del ayer que resucita por un momento.
Siempre que entraba a tu casa aspiraba con fuerza, pero me resultaba imposible decir a que olía.
Hoy, pasada una vida entera, lo sé: olía a prisas del amor primero con guarnición de pimientos verdes fritos.
Aún ahora, cuando percibo ese aroma, siento que el corazón se me vuelve primerizo y se pone a saltar, sin que pueda evitarlo, es el fantasma del ayer que resucita por un momento.
desasosegada
MELVA
Harta de que los niños peguen súbitamente esos molestos y ensordecedores gritos cuando la ven errar por la antigua casona, decidió que la mejor manera de esconderse era hacerse visible. Guillermo Arnul Castillo Ruiz
miércoles, 22 de agosto de 2012
Sumilleres
Érase una mujer a una nariz pegada o mejor dicho, érase una mujer nariz de oro.
Cuando en aquella afamada cata, después de mucha ceremonia asomé el apéndice nasal a la copa y me fue imposible definir a que olía, me supe perdida para siempre.
Cuando en aquella afamada cata, después de mucha ceremonia asomé el apéndice nasal a la copa y me fue imposible definir a que olía, me supe perdida para siempre.
No vi otra salida que imporvisar sobre la marcha, así que dije con cara de experta: vino complejo, textura de satén y regusto a monedas usadas.
Volví a ganar, desbancando definitivamente a mi rival más espinoso. Ya lo decía mi abuela: "Cría fama..."
Volví a ganar, desbancando definitivamente a mi rival más espinoso. Ya lo decía mi abuela: "Cría fama..."
desasosegada
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